Creo que fue en 1996 más o menos, y apenas estaba comenzando mi viaje en los Estados Unidos. Por supuesto, mi flauta necesitaba reparación y no tenía idea de dónde enviarla. Alguien sugirió a Phil Unger en Nueva York. Lo envié de inmediato, vivía en Utah en ese momento, y una vez que recuperé mi flauta, hablé con Phil por teléfono y ese fue el comienzo de una amistad increíble.

Desde entonces, compré flautas y las vendí a través de Phil y el Flute Center of NYC. Hoy toco la flauta más hermosa que jamás haya tocado y, por supuesto, Phil lo hizo posible para mí.

Hay muchos recuerdos, risas, comidas, bebidas y sencillas y buenas conversaciones que son demasiado numerosas para contarlas en un breve momento. Pero este es el tipo de contacto humano al que uno está expuesto cuando camina hacia el Flute Center of New York: algo mágico y especial siempre sucederá, ya sea una flauta increíble que cae en tus manos, o una copa de vino raro llega a tu paladar, o algún otro flautista fantástico en la tienda. Se hacen amistades, se comparten comidas, se arreglan flautas, se emparejan flautas con nuevos dueños. Así es la vida. Esto es amor. Esto es música. Este es el Flute Center of New York.

¡Gracias Phil!